WERT Y SUS AGRADECIMIENTOS

A José Ignacio Wert le gusta ser ministro, y ministro por el PP porque comulga de su ideología neoliberal y fascistoide. Nunca me gustaron sus intervenciones como contertulio de la cadena Ser, había algo en él que me hacía rechazarlo desde lo más profundo de mi ser. Tras ser nombrado ministro lo comprendí, su soberbia y su sentirse más que los demás. De inmediato se distanció de los saludos cariñosos que sus antiguos compañeros le depararon por su nuevo puesto, subió rápidamente el escalón.
El ser ministro por el PP conlleva para quien tiene escrúpulos y ética tragar muchos sapos. Dudo que sea este el caso de Wert. El parece hablar y obrar de manera muy complaciente incluso para sí mismo, aunque claro tiene que ser sumiso con todos aquellos que tienen el auténtico poder dentro del Partido Popular: los añorantes del dictador y la facción más arcaica de la Iglesia católica, el Opus.
Siguiendo  a la autodenominada talibana, la condesa consorte de Murillo, ha demonizado a los docentes y, por ende, a los discentes. La crisis en que nos han metido los grandes poderes políticofinacieros de la más rancia derecha, al margen de la hambruna que están provocando, ha acabado con el estado de bienestar que gracias a los sacrificios de nuestros padres habíamos conseguido: una Sanidad y Educación universales, sin distinción de raza, ideología, religión ni procedencia social ni económica.
En lo tocante a la Educación se han puesto demasiadas trabas para la Educación pública y se ha apoyado descaradamente a la privada.
Wert ha deshecho la Educación para la Ciudadanía por el temor a que el alumnado pudiera llegar a pensar por sí mismo y discernir el bien del mal y ha propuesto algo ideologizado.

Ha despedido a docentes y ha multiplicado los alumnos por aula, con lo que la educación que estos puedan recibir será muy mermada y limitada.
Wert ha aumentado vergonzosamente las matrículas universitarias y ha disminuido las becas; de esta forma únicamente los hijos de papá rico tendrán acceso a los estudios universitarios, 'dicotomizando' la sociedad en dos polos extremos: los ricos -que son y serán- cada vez más ricos, y los pobres cuyo número ha aumentado considerablemente y están quedando en una especie de ghetto miserable.
Pero eso no era suficiente para el cinismo de Wert. Ahora ha de contentar al otro puntal que apoya a este funesto sistema del PP, la Iglesia y su mano derecha, el Opus. Para ello está buscando la manera de seguir cofinanciando a los centros educativos que disgregan a los alumnos por el sexo de los mismos. Centros solo para chicos y centros únicamente para chicas. El sexto mandamiento presente en todo.
Para ello, y dado que el Tribunal Supremo ha dado la razón la a las Comunidades Autónomas de Andalucía y Cantabria que habían litigado con sus correspondientes TSJ, para no cofinanciar este tipo de colegios e institutos por considerar que esta práctica y conllevaba discriminación tal y como se esgrime en el art. 84 de la Ley Orgánica de Educación de 2006, Wert no pudiendo contradecir la sentencia del alto Tribunal ha afirmado que la solución está en reformar la LOE, "se podría incluir un artículo que proteja la financiación de los colegios que segregan".
De forma y manera que todos los españoles tengamos que abonar de nuestros bolsillos -fuertemente mermados ya- los caprichos de aquellos que deseen que sus hijos estudien en determinados colegios "distinguidos".
Esta ochomesina España no hay quien la conozca. De habernos arrollado el tifón Saola no estaría más desconocida: El Partido Popular la ha devuelto a la época más casposa e injusta de nuestra reciente historia.

Comentarios

Entradas populares