LA LEY ANTITABACO

El egoísmo, consustancial al ser humano, y las ganas de esta derechona por apoltronarse en la Moncloa han traspasado todas las barreras de la racionalidad humana y de la mínima educación necesaria para una convivencia serena hasta llegar a situaciones límite.
La ley que prohíbe fumar en determinados lugares ha recibido fuertes protestas: desde agresiones al dueño de una bolera, que acabó en urgencias médicas, insultos baratos en algunas cafeterías hasta llegar al "apretón de manos" coincidente entre Cárlos Dávila y León de la Riva en su consideración de que esta  Ley es semejante a las aberraciones nazis.

De León de la Riva no hace falta que aclaremos que es el alcalde de Valladolid. Él solito se ha hecho "famoso" por sus manifestaciones detestables contra la ministra de Sanidad, Leire Pajín. Su anterior "renombre" se debió a sus "graciosas" exposiciones groseras y repulsivas, de corte machista-sexista contra la Sra. Pajín. Ahora, tras ver su imagen reflejada en el Callejón del Gato con alguna gamada cruz, la proyecta en la ministra.  Y es que  le tiene una fijación freudiana...  

En el caso de Carlos Dávila, sus comentarios son claramente de odio político. Pues siendo médico, si el título no le cayó en alguna tómbola, debería saber la nocividad del tabaco, tanto para el que fuma como para quien, sin desearlo, está respirando su pernicioso humo.

El caso es que se han extendido como una fugaz plaga las protestas de aquellos que exigen seguir fumando en los sitios prohibidos por la Ley. Sus rechazos van desde exposiciones irracionales, aunque pacíficas, hasta la virulencia física de otros.
Se critica la delación que uno puede hacer si en una cafetería, a su lado, se aposenta alguien que, ajeno a las molestias que le puede ocasionar, se pone a echar humo por todos los poros de su cuerpo. "El que delata es un 'chivato'". Sin embargo, no se le achaca este despectivo 'chivato' a aquel que denuncia una agresión en su presencia o un simple robo. ¡Paradojas de la vida!
Si la anterior Ley antitabaquismo se hubiera cumplido fehacientemente, seguro que no hubiera hecho falta esta otra. Pero como aquí algunos, demasiados, se pitorrean de las leyes, no hay más remedio que ser tajante. ¿O acaso no recuerdan a la Sra. Aguirre o Barberá boicoteando la anterior Ley, entendiéndola a su antojo, y dando su bendición  a poder fumar en lugares cerrados si se trataba de determinados acontecimientos?, ¿Cuántos bares y restaurantes separaron con una simple mampara de poco más de un metro de altura la zona de fumadores y no fumadores?
Está probado científicamente que fumar mata. El que quiera suicidarse puede hacerlo con toda libertad; no hay que buscar medios extravagantes; con lejía, salfumán, matarratas, herbicidas..., -todos de libre adquisición-,  por citar algunos, puede hacerlo. Lo que no es lícito ni éticamente aceptable es envenenar a los demás por capricho propio.
Debería quedar claro que no se trata de ninguna condena a las personas fumadoras, sino de la exigencia del cumplimiento de una Ley aprobada por el Parlamento español. Sin embargo, por parte de los fumadores sí se nota una agresividad fuera de tono contra todos aquellos que, no siendo fumadores, hemos tragado pasivamentre veneno sin protestar. 

Comentarios

  1. Se esfuerzan muchos, querida María Dolores, en echar el humo en los ojos del gobirno para hacer llorarr. Si yo pudiera contarte dcuál es mi vida actual por culpa del tabaco... Pero soy consciente de que me lo he buscado.

    En tu artículo anterior te encontré baja de ánimo. Hay, María Dolores, muchos plateros por la calle. Le echas al mundo el brazo por el hombro y tocas ternura, delicadeza, algodón de humanidad serena. Te lo dice alguien que apenas puede salir a la calle y que se refugia en la escritura para dominar muchas angustias. Uno quiere verle la cara al viento, tutear a los pájaros, decirle a la nieve segoviana su hermosura y no puede. Pero queda la ternura de muchos comentarios que me llegan a mis escritos. Por eso te quiero empujar a comprobar la existencia de muchos plateros. Un beso

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  2. Gracias, querido amigo. Tú, que eres una persona genial y única, intentas animarme...
    La verdad es que espero con impaciencia que llegue el lunes y todo vuelva a la normalidad. La llegada de estas fiestas influyen muy negativamente en mi ánimo. A excepción de mi infancia, creo que siempre ha sido así. Y es que soy una persona a la que le gusta la seguida, saber si estamos a lunes o a jueves, si está el comercio abierto o no se puede comprar el queso que se me olvidó ayer...
    Además esta falsa alegría y este absurdo consumismo que se nos impone me pone intensamente triste.
    Quizá la soledad en que he buscado vivir pase factura en estas situaciones, no sé. Es cierto, y te agradezco que me lo recuerdes, que en la vida hay muchos plateros, dulces y bonachones, que te dan su dulzura apenas les dirijas una mirada. Precisamente tengo hoy conmigo a uno de esos plateros, mi hijo Pablo, todo bondad.
    Siento inmensamente que tu salud se encuentre resentida, y especialmente por culpa del maldito tabaco. Y ¡con qué hermosura transmites tus ansias de vida normal! Eres, mi querido amigo, un gran poeta, exquisito, maravilloso. Nunca había leído una prosa poética como la tuya, y tan inteligente, y tan humano...que rozas con tus palabras lo divino.
    Sigue escribiendo, por favor, Rafael. De tu aliento nos alimentamos muchos.
    Gracias. Un beso.

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