LAS MISERIAS DE DÍVAR


Llevo días siguiendo las informaciones que  aparecen acerca de Carlos Dívar, Presidente del CGPJ y del TS, y he estado huyendo de escribir sobre este tema por el temor de no ser lo imparcial que debiera debido a la enorme repugnancia  personal que despierta en mí la simple visión de este personaje al que imagino algo así como mantecoso y pringoso.
Las denuncias que Gómez Benitez, vocal de CGPJ,  realizó contra Carlos Dívar por las veinte cenas "caribeñas" en hotel de lujo y restaurantes solo para privilegiados, haciéndose acompañar de una persona -de relevancia judicial, según Dívar-en estos descansos tan relajantes, no han tenido hasta el momento el resultado que se esperaba y que parecía justo, pues buena parte de los gastos ocasionados en estos 'relajos' fueron pagados con el dinero de todos los españoles.

El teniente fiscal del TS, Juan José Martín Casallo, decidió archivar la denuncia contra el Presidente del TS, y tal decisión fue avalada por el representante del Ministerio Público, Torres Dulce: "Ha hecho lo que tenía que hacer"..."Para nosotros es suficiente. Estos hechos no son constitutivos de un delito de malversación de caudales públicos".

Es más, se intentó denunciar a Gómez Benitez por destapar los hechos. La enorme defensa de éste y su amplísimo conocimiento de Derecho Penal lo ha librado de la semejante desvergüenza a la que se le quería someter.

Se ha sabido ahora que doce nuevos viajes sin aparentes asuntos de trabajo ha realizado también Dívar con su escolta para su protección allá por donde fuere.
Las mentiras de Dívar también han sido constatadas, pues sus inventos acerca de motivos profesionales tanto en Andalucía como en Cantabria han sido desmentidos por los políticos que dice haberlo invitado. Ha disfrutado en las playas de Lanzarote, adonde se presentaba como la cuarta autoridad española...y¡ tantos españoles ya sin poder comer, corridos por la miseria!
Después de localizar a la persona que compartía mesa con velitas en cenas de 'maharajás', y tras buscar a la persona con "carácter público y oficial y que no respondía a relaciones personales", resulta ser Jerónimo Escorial, "policía de la escala básica pero que desempeña funciones más cualificadas y se sienta en mesas oficiales" por decisión del propio Divar, que ha conseguido diferentes distinciones para su "hombre de confianza", a cuyo lado permanece hace ya quince años.
No hay más que ver las tarjetas de visita del tal Jerónimo Escorial. ¡Hasta imponen!

La indecible insolencia y endiosamiento de Carlos Dívar le ha llevado a manifestar irritado: "No voy a dimitir ni voy a dar explicaciones a la prensa", así como a afirmar que el dinero gastado de nuestro bolsillo no es más que "miseria". De igual forma dice no tener mala conciencia ni haber cometido actos contrarios a la moral.
Sin embargo ha mentido para disculpar lo indisculpable. Lo que ha hecho, gastar nuestro dinero en sus placeres personales, es inmoral. Y deja al tercer pilar del Estado Democrático por los suelos. El gran desprestigio de la Justicia protagonizada por el representante de su máximo poder.

Con actuaciones como las de Dívar no sólo se ultraja la Justicia sino que la Democracia se cae a pedazos.
Este personaje, miembro del Opus, de misa diaria, tiene derecho a gozar de todos los placeres que le apetezcan, aunque los de esta clase vilipendian a los demás por ser y hacer lo mismo que ellos. Tal y como estamos hartos ya de ver en la Iglesia católica, que parece conocer solo el sexto mandamiento -contra las demás personas- y censurar criminalmente la homosexualidad de los otros, mientras protegen la propia e incluso hacen la vista gorda ante uno de los peores crímenes, la pederastia.

La Iglesia desconoce los mandamientos 5ª, 7ª, 8ª y 10ª. Siempre se arriman al poder y al dinero, sin ningún tipo de ascos, llevan bajo palio a asesinos y protegen con sus bendiciones los asesinatos de estos. Todo lo contrario del Jesús del Evangelio

Lo que Dívar pueda hacer con su cuerpo me aburre, lo único que no le perdono son las mentiras y que use mi dinero para sus caprichos o vicios -lo mismo da-, así como el daño institucional que ha hecho con su repercusión negativa para este país.
Y este PP, con un Rajoy escondido en madriguera, trastornado la lengua de Cervantes para seguir engañando al pueblo, aprueba este tipo de conductas; las aprueba porque se siente identificado, y también el PSOE. ¿Cómo Zapatero propuso a Dívar para el cargo que ostenta?  No sabemos qué o quién debía grandes favores a este juez que, personalmente me da grima, aunque no es eso lo importante. El CGPJ y el TS están divididos, sin criterio serio ante un personajillo mediocre que se niega a marcharse a su casa; pueden más los intereses personales. Solo faltaba este nuevo desquiciamiento en una España destrozada y empujada a la pobreza económica, extirpados ya todos los valores sociales y, en especial, morales.

Queda por ver qué sucederá en la reunión del próximo sábado,  forzada por el malestar entre los miembros del TS y del CGPJ.
Con la que está cayendo en España y las miserias de un Dívar en primera página. ¡Vergüenza de país!

Comentarios

  1. Estimada María Dolores: Aunque te sigo habitualmente, hasta ahora no había encontrado el momento de saludarte. Me encanta compartir sección contigo en El Plural porque suelo coincidir con casi todos tus planteamiento.
    El caso que tratas de las miserias de Dívar me resulta especialmente repugnante. Fíjate que tampoco yo soy proclive a prejuzgar a nadie por su aspecto pero no puedo evitar ver en este meapilas unos rasgos fisonómicos que delatan su hipócrita condición y alguna de sus probables tendencias.

    Tal vez debería analizarme, pues cada vez que veo una foto de este blando espécimen no puedo dejar de imaginarlo vestido de Papa y bendiciendo chiringuitos de "ambiente" en Marbella.

    Que cosas mas raras me pasan por la mente ¿verdad?

    Saludos.

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  2. Alberto, yo también te leo y me gusta mucho tu palabra.
    Es para mí un honor lo que me dices. Ya ves, yo escribo a ratos, robando tiempo de donde puedo. Tú eres un buen escritor y, para mí, muy admirado.
    Gracias por tus saludos y, por favor, recibe los míos con todo cariño.

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  3. Pues muy bien por los dos de una lectora que también os admira y comparte vuestras opiniones.
    Gracias por todos los que estáis con nosotros al denunciar públicamente estos hechos tan fuera de lugar e insultante a la inteligencia.

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