REALES ESCÁNDALOS
Me escandaliza tanta mentira, tanto fingimiento,
tanta apariencia, tanto desprecio a la ciudadanía como si fuéramos enanos
mentales.
El engaño dolosamente maquinado por Iñaki y su socio, Diego Torres, con la ¿presunta? finalidad de robarnos el dinero de todos -el que se conoce como 'las arcas
públicas'- ha salido a la luz (5 delitos) y de él van apareciendo detalles que lo presentan
como la monstruosidad de un invento, el Instituto Nóos, para la 'ayuda a niños
discapacitados' -los seres más indefensos y por los que hemos de procurar su
protección en todo momento-, cuando en realidad la ayuda era para llenar sus
bolsillos. ¡Indecencia imperdonable!
La monarquía -aquí impuesta y 'acatada' tras los cuarenta años de dictadura
franquista- ha querido distanciarse aparentemente de Iñaki Urdangarín, para no
verse salpicada por la vergüenza y escándalo que supone. Cristina, su mujer, ha
permanecido al lado del querido esposo; ellos y ciertos medios han intentado
dar la imagen de victimismo y embrutecer, así, la opinión de algunas gentes fáciles
de engañar. Pero todo ha sido y es, simple y llanamente, puro fingimiento.
Si la utilización de los más débiles, los discapacitados, no fuera ya bastante
como para escupir a los autores del infame ''montaje'', se nos ofrece ahora la
auténtica cara de esta vergonzosa monarquía. Juan Carlos I ha vuelto a ser operado
de su otra cadera. La publicidad y ostentación obscena de los detalles de la
prótesis colocada al paciente insultan la sensibilidad de cualquiera que sea
consciente de la realidad española, y de manera especial, de cómo el PP ha
dejado en estado deplorable la Sanidad Pública.
Y, para mayor burla, se exhiben sonrientes y felices buena parte de la
real familia encabezada por el tal Urdangarín, acompañado por suegra, cuñada,
esposa y uno de sus hijos, en la visita al convaleciente Juan Carlos I.
Por todos los medios se ha intentado acallar al juez José Castro. Incluso el
CGPJ abrió una investigación contra él, que por suerte no ha prosperado.
Mantienen su decencia y su integridad tanto el juez José Castro como el fiscal
anticorrupción Pedro Horrach, al seguir trabajando en el esclarecimiento total
del caso Nóos.
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