La vuelta a las cartillas de racionamiento

La situación actual en este país ha llegado a extremos de absoluta insoportabilidad.  Sabemos que no vivimos bajo una democracia. Franco lo dejó todo "atado y bien atado". Veníamos de un gobierno dictatorial, que nos había robado el pan y los derechos fundamentales; gobierno manchado de sangre inocente, sangre derramada por no compartir el "pensamiento único".

A poco de la muerte del dictador, "se nos ofreció" la democracia, la posibilidad de tener una Constitución que avalara nuestros derechos como seres humanos, la posibilidad de depositar el voto en la urna para poder elegir libremente al mandatario que deseásemos que rigiera nuestros destinos. La vida dio paso a unas libertades tan deseadas y soñadas durante tanto tiempo que aceptamos con infinita ilusión todo lo que se abría ante nosotros.

Así aprobamos una Constitución que instauraba la Monarquía parlamentaria en la Jefatura del Estado, una Ley Electoral que favorece descaradamente el bipartidismo.

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