FEDERICO GARCÍA LORCA. Breve recuerdo ante el 78 aniversario de su asesinato.

Ana Belén -Lorquiana- Herido de amor



Entre la madrugada del 18 y el 19 de agosto baila la fecha del ASESINATO de Federico García Lorca.
Asesinato gratuito y absurdo como lo son todos. Fue el FASCIO del odio el autor del CRIMEN. El mismo fascio que NO podía consentir la LIBERTAD y el RESPETO y el PAN y el TRABAJO DIGNO y la ENSEÑANZA GRATUITA Y PÚBLICA y la LAICIDAD estatal y tantas cosas más que la II REPÚBLICA trajo consigo.

Federico no quiso tener vinculación partidista en política, aunque su manera de observar la Vida y disfrutarla lo ubicaría desde un principio en el lado de la LIBERTAD y de la alegría en la consideración del ser humano.
Su amistad con Margarita Xirgu y con Fernando de los Ríos así como sus declaraciones a la prensa acerca de la INJUSTICIA SOCIAL lo convirtieron en un personaje incómodo y antipático para la derecha. Incomodidad y antipatía eran suficientes para asesinar a una persona. Eso era y es el FASCIO y así funciona.

La Voz (Madrid, 7 de abril de 1936) reprodujo estas palabras de Federico en respuesta a la entrevista allí realizada:
“El mundo está detenido ante el hambre que asola a los pueblos. Mientras haya desequilibrio económico, el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río. Uno es rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga llena, y el otro pone sucio el aire con sus bostezos. Y el rico dice: ‘¡Oh, qué barca más linda se ve por el agua! Mire, mire usted el lirio que florece en la orilla’. Y el pobre reza: ‘Tengo hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre’.
Natural. El día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que jamás conoció la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría que estallará el día de la gran revolución. ¿Verdad que te estoy hablando en socialista puro?”
 

Ante la tensa situación de la España del momento, Federico decide ponerse a salvo. Se refugia en casa de la familia de los Rosales. La protección de estos de nada valió. El 16 de agosto de este mismo año, 1936, por la tarde "Lorca fue detenido en casa de los Rosales por Ramón Ruiz Alonso, un ex diputado de la CEDA, derechista fanático, que sentía un profundo odio por Fernando de los Ríos y por el poeta mismo".

Cuenta Ian Gibson [Federico García Lorca, vol. II, p. 469] el montaje de la detención: “Fue una operación de envergadura. Se rodeó de guardias y policías la manzana donde estaba ubicada la casa de los Rosales, y hasta se apostaron hombres armados en los tejados colindantes para impedir que por aquella vía tan inverosímil pudiera escaparse la víctima".
Nada consiguieron sus amigos, a pesar de su notable influencia y fama, en sus intentos por salvar la vida de Federico.

El fascio lo había condenado ya sin juicio ni causa. En la carretera entre Víznar y Alfacar fue cobarde y vilmente fusilado antes del amanecer del día 18 o el 19 de agosto de este funesto año.
"En documentos oficiales expedidos en Granada puede leerse que Federico García Lorca “falleció en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra”. ¿Puede haber mayor cinismo en estas palabras?

39 años de maldad, de hambre, de persecuciones, de asesinatos, de injusticia social entre el irónicamente llamado "Alzamiento Nacional" y la muerte del sangriento dictador, Franco. Aquel que murió en cama de hospital dejándolo todo "atado y bien atado" el 20 de noviembre de 1975.

Desde esta última fecha los españoles hemos vivido un poco a lo Guadiana: Momentos de mejoras y avances con retrocesos forzados por la derecha heredera de Franco y bendecida por esa maldita Iglesia católica.

Y así nos hallamos ahora, de vuelta al pasado. A un pasado brutal que acalla las voces de la libertad y del pensamiento propio. Las decididas manipulaciones para revertirnos en vasallos al servicio de unos pocos amos poderosos.

En nuestras manos está la fuerza, la energía y el coraje necesarios para que esto no suceda.
Que el crimen de Lorca nos sirva de acicate para despertar ante un futuro digno, de libertades, de derechos, de democracia y de justicia.

Sin miedos, seguros y unidos podemos.


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