¿Hasta cuándo?
Se ha llegado a una situación ya demasiado inaguantable. Es
cada día. No hay un despertar sin un nuevo mazazo del partido del Gobierno del
PP contra la ciudadanía de este país. Un día y otro. Todos los días.
El efecto es el de un enorme cansancio, que agarrota los
músculos todos del cuerpo y embota la mente. Es quizá el propósito de quienes
lo han tramado de esta manera para desviar la atención de tanta maldad como en
los tres años que llevan al frente del Gobierno han cometido. Y siguen y siguen
inmisericordemente...
Lo llaman reformas
cuando en realidad son despiadadas mordidas a nuestra dignidad, a nuestra
integridad como personas, a nuestra vida. En tres años, larguísimos,
inacabables, han conseguido un retroceso que nunca pudimos imaginar. Aquellos
que vivimos algunos años bajo la dictadura del franquismo y luchamos contra él
ansiábamos alcanzar el fin de aquel amargo periodo. Europa, los Pirineos nos
separaban de ella, era el sueño de la libertad, nuestro referente admirado.
Así, aceptamos aquello que llamaron Transición y que cristalizó en lo que se
denomina el Régimen del '78. Aceptamos
encantados la Constitución de ese mismo año. No sabíamos -al menos yo no- en
qué consistía la nueva Ley electoral impuesta. Todo lo asumimos con esperanza
inusitada, con la plena confianza de que por fin la Democracia era nuestra...
hasta que el paso del tiempo y demasiadas actitudes repulsivas han conseguido
abrirnos los ojos sobre la verdad del bipartidismo.
Mucho ha llovido desde entonces. Hemos vivido ilusiones,
decepciones, realidades, sueños... desde una perspectiva maniquea, los buenos vs los malos. De lo que suponíamos que era izquierda a lo que sabíamos que
era y es derecha.
Sin embargo nunca pensamos,
pensaba yo, vivir en una pesadilla como la de estos tres últimos años.
Intento recordar y no quiere venir a mi memoria ninguna situación tan onerosa
como la presente.
Nos lo han quitado todo. Aquello que tanto nos costó
conquistar, la sanidad universal, la educación, el trabajo, la casa, el trabajo
reconocido, la pensión digna... Y, sí, he dicho bien, NOS costó. Nadie, ningún
partido político nos ha regalado nada, si acaso lo ha dejado hacer. Pero la
conquista es nuestra, del pueblo, de todos y cada uno de los ciudadanos.
Y ahora todo lo han malversado para regalar nuestros
despojos a esos sus amigos que todo lo disfrutan, ese 1% que atesora más que lo
poco que alcanza el otro 99%. Un 99% malnutrido, hambriento, sin techo, con
enfermedades, sin aliento, sin paz, sin conseguir acallar el estómago que
protesta de vacío, que clama en busca de calor en pleno frío invernal...
Se empecinan en proclamar, desde el presidente hasta el
último de la fila del PP, que estamos saliendo de lo que empecinadamente han
venido en denominar 'crisis'; en que estamos en el buen camino de la resolución
de una de las peores desdichas que sus políticas han conllevado: la
insoportable cifra de personas sin trabajo. Nos restriegan ante nuestros ojos
las cifras de la EPA. Obvian aposta los 'contratos basura', que humillan la
dignidad humana.
Y, por si fuera poco, nos han despojado incluso del derecho
a la palabra, a expresar nuestro hartazgo, a salir a la calle a proclamar el
hambre de libertad que una Ley mordaza ha engullido. Y enmudecidos asistimos,
atónitos todavía, a la instauración de la cadena perpetua -antesala de la pena
de muerte-. Sí, lo han consumado ellos solos, sin apoyo de nadie más y con la
protesta de 63 catedráticos de Derecho
Penal. La cadena perpetua, figura instaurada en 1822, eliminada en 1928 y
vuelta a implantar en 2015, un día 21 de enero, vuelve a formar parte del
corpus legislativo de este país. También un 21 de enero de 1793 fue
guillotinado Luis XVI y ya casi se cumplen 38 años de la matanza fascista a los
abogados laboralistas de Atocha. Curiosa
la coincidencia de fechas...
Estos mismos, que siguen mandando ilegítimamente –pues han
contravenido todas y cada una de las
promesas tras las que se parapetaron en su programa electoral-, que han
engañado a aquellos que confiaron en su palabra y les dieron, incautos, su
apoyo en aquel nefasto 20N de 2011, no solo han ejecutado fríamente sus
auténticos propósitos desde el mismo principio -la única verdad la pronunció la
vice-de-todo: " es solo el inicio del inicio"-, sino que han ido magnificando sus crueles
medidas hacia el abismo. Bien dicen ¡vamos a más!.
Su bandera es la corrupción. Su verbo la mentira y la
falsedad. Repiten al unísono del eco que las cuentas de su partido son limpias,
jamás se han financiado ilegalmente, no saben qué es eso de una caja B, ni unas
tarjetas black... Será cosa de sus
gerentes, qué va a saber el Presidente...
El ministro de Interior, tan católico él -o quizá por ello-,
se nos descubre como un demente en pro de aniquilar cualquier derecho de todos
aquellos a los que debe considerar súbditos, ciudadanos de segunda o de tercera.
Cual un tirano poseso embiste contra, y especialmente, los seres humanos con un
color de piel distinto al suyo. Ahí quedan para la posteridad esas imágenes del
deshonor con colgajos de carne en la valla de Melilla. Y queda bien claro que
todo ello porta la huella del gran consentidor, Mariano Rajoy. Dechado de
vileza inhumana con que este Gobierno pasará a la historia de su particular
holocausto.
*La viñeta que encabeza el artículo es de Manel Fontdevila
Gracias por mantenerte firme. Por decir lo que otros pensamos, aunque la decepción y el cansancio lo llevemos por dentro.
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