GARZÓN Y LOS CRÍMENES DE DE LESA HUMANIDAD

El acoso y derribo contra el juez Baltasar Garzón se ha puesto en marcha y va a una velocidad inexplicable, más que si del peor de los criminales se tratase.
Conocida la trayectoria profesional del Magistrado de la Audiencia Nacional, que a nadie deja indiferente, al margen de las simpatías que pueda concitar o no, es, como mínimo,  sorprendente las prisas por alejar al juez de las ingentes tareas que lleva desempeñando en la Audiencia Nacional desde hace 17 años.
Sus esfuerzos incansables en la instrucción de los peores casos de corrupción, mafias de la droga y matanzas contra la Humanidad hacen de él una persona admirada por unos, temida por otros y odiada por muchos.
Se ha atrevido como nadie a investigar minuciosamente hechos que ningún otro juez ha tenido la valentía de hacer.
Ahora, tras las querellas presentadas por los letrados Antonio Panea y José Luis Manzón, en nombre de Organizaciones ultraderechistas y prolongadoras de la dictadura franquista -Falange Española de las Jons, Manos Limpias y Libertad e Identidad-,  el Auto posterior del juez Luciano Varela  acusa a Garzón de prevaricación en su investigación de los brutales crímenes así como de la localización de los correspondientes cadáveres y fosas,  masacre vilmente realizada tanto durante el "Alzamiento Nacional" y  la Guerra In-civil  como a lo largo de la dictadura de Franco, basándose Varela en el endeble argumento de que Garzón pasa por alto a sabiendas la Ley de Amistía, Ley de 1977, por lo tanto, preconstitucional .
Estamos hablando de viles  asesinatos  desgraciadamente muchísimo más numerosos que los habidos en la dictadura de Pinochet -cuyo esclarecimiento también llevó a cabo Garzón- , y ahora el Consejo General del Poder Judicial se ha apresurado a tramitar la suspensión cautelar de Baltasar Garzón, por las causas abiertas  contra él en el Tribunal Supremo.
La Comisión Permanente del CGPJ ha solicitado el informe de la Fiscalía del Estado, que se ha pronunciado en contra de la consideración de delito por parte de Garzón, pero este informe, aunque preceptivo, no es determinante en la decisión última a tomar por dicha Comisión.

El Auto del juez Varela, en que se informa de prevaricación por parte de Garzón,  no parece quedar claro, pues los crímenes de la dictadura franquista son crímenes de lesa humanidad, y ello les confiere un carácter especial por el que jamás prescriben y sobre los que se puede y debe seguir investigando hasta sus últimas consecuencias.
Lo que sí parece claro es que en la determinación de procesar al juez Garzón subyacen planteamientos ideológicos y políticos, como parece desprenderse de las palabras del Presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes.
Y es que entre la multiples causas investigadas por el juez Garzón se halla la trama Gürtel, donde buena parte del PP está supuestamente implicada: desde el mismísimo Aznar, el guerrero sangriento de sonrisa de hiena, su yernísimo Alejandro Agag, el grotesco Rajoy -que siempre se hace el bobo ante aquello que no le interesa-, pasando por Camps, Rita, Bárcenas y un largo etcétera. Todo ello a la espera  del resto de los miles de folios que se hallan sub judice todavía y donde pueden verse  implicados, muy posiblemente,  otros muchos peperos de alta estirpe.
Y es que el PP, partido de la derecha extrema, ávido de retomar la Moncloa, conglomerado de sujetos con imputaciones judiciales y oliendo a corrupción total, se la tiene jurada a Garzón. Y dará miles de vueltas retorcidas para acabar con la Gürtel  "matando al mensajero". Sucedió con el caso Naseiro y están intentando reproducir aquel fraude a la ciudadanía española.
Garzón no sólo ha recurrido el Auto del juez Luciano Varela, sino que ha solicitado el apoyo de la élite del mundo judicial más allá de nuestras fronteras. Y ha hecho bien, pues aquí no lo tiene claro. Si la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Supremo -con mayoría aplastante de jueces conservadores-, decide abrir juicio contra Garzón, es la Comisión Permanente del CGPJ el órgano que debe resolver si suspende cautelarmente o no a Baltasar Garzón en sus Funciones en la Audiencia Nacional, a la espera de que sea juzgado y su caso sea resuelto. Esta Comisión está formada por cuatro  vocales (dos progresistas y dos ultraconservadores) y su presidente, Carlos Dívar (Presidente del TS y del CGPJ), hombre cercano ideológicamente al PP y propuesto para estos cargos por el mismísimo Zapatero, ¡ni más ni menos! Claro, esta propuesta, en busca de consenso, fue aceptada de inmediato, como perita en dulce, por don Mariano. Y es que éstos del PP anuncian constantemente su apoyo y su mano tendada, pero en realidad esta mano está embadurnada con manteca de cerdo y, además de pringar, resbala si intentas asirte a ella. Su única finalidad es acabar con el gobierno socialista, centrando todas sus balas en un solo corazón, el del presidente Zapatero.
Y así va el país, con esta oposición destructiva,  soez, malintencionada, mentirosa y corrupta.
El Gobierno socialista y Zapatero deben tener los pies en el suelo. Una cosa es el talante, la educación exquisita, la enorme paciencia ante los insultos reiterados de Rajoy, el ambiguo irresponsable, y otra, este futurible consenso que el PP alarga más que la sombra del ciprés, y que obliga a soportar tanta indecencia hasta el punto de  salpicar a los ciudadanos que pusimos -y en ello estamos- nuestra confianza en un gobierno de progreso.

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