HABLANDO DE IDIOTAS...
Un tal Pons -González para más señas- con tal de alcanzar el predicamento que ansía ante don Mariano llega a una situación de tal grosería y mala educación que se define a sí mismo cuando llama idiotas a todos los potenciales votantes del Partido Socialista en los próximos comicios del 20-N. Y lo hace en Valencia, tierra donde la corruptela de los mandatarios del PP hiede hasta el extremo de anular los aromas de sus huertas.
Esteban también es valenciano para vergüenza de demasiados. Se las da de centrado -lo mismito a lo que ahora juega su jefe- y de simpático. No cesa de demostrar que no es ni una cosa ni la otra. Es la voz de su amo.
Si don Mariano no fuera como él y como los de su calaña, ante tal metedura de pata lo agarraría de las orejas hasta que aprendiera que determinadas cosas no pueden hacerse: hieren la sensibilidad de la ciudadanía. Y con esas cosas no se puede jugar nunca, pero menos en época de confrontación política ante unas inminentes elecciones generales en las que nos jugamos demasiado.
Lo que sucede es que con el fin de ETA están muy nerviosetes estos del PP. ETA ha claudicado bajo un Gobierno Socialista. La ira y la bilis es incontenible. Pienso en el pobre Aznar. Podrá ganar mucho dinero con sus conferencias y asesorías a los Murdoch & company, pero su mayor codicia -el fin de la banda armada- la ha protagonizado un socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado de la inteligencia del ahora candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y es que hay cosas que el dinero no puede comprar. La parca nos iguala a todos, a ricos y pobres. Es la gran justa, aunque imparte equidad demasiado tarde.
La necedad es un lastre que pesa demasiado a algunos listillos de pacotilla. Andan excesivamente desasosegados por si acaso las encuestas no acaban de cumplir lo que hasta el presente pronostican. Está habiendo cambios. Y no son los cambios que el PP promete, que se resumen brevemente: aumentar las diferencias entre los ricos y los que no lo son. Restar los pocos derechos sociales de que pueden disfrutar los más débiles es su verdadero objetivo. Privatizar lo esencial de la vida, la sanidad, la educación y la atención a los dependientes. De esta forma los nuevos dueños, los empresarios, incrementarán sus bolsillos a costa de aquellos que no puedan pagar por la atención que les es necesaria y de justicia y cuyos orígenes arrancan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948.
Con las perspectivas que el PP ofrece -y que ya están en práctica en las Autonomías dirigidas por esta formación política, destacando Madrid y Castilla La Mancha- los que menos tienen dejarán de tener ese 'menos' que quizá se convierta en 'nada'. La arbitrariedad sustituirá a la justicia. El despotismo, a la razón. El insulto, a la palabra. Y así hasta que la marcha atrás nos descoloque en la barbarie.
En el País Valenciano se está sufriendo demasiado para que ahora se tilde de idiotas a aquellos que deseen seguir confiando en el PSOE. El entramado de la Gürtel. Los exabruptos de Fabra en Castellón con un aeropuerto fantasma, pero pagado con dinero auténtico, y con unas ¿prescripciones? incomprensibles de (presuntos) delitos contra el dinero de todos. Un Alicante preñado de excrementos que ven premiadas sus acciones (presuntamente) delictivas. Un caso Emarsa que clama por la burla desvergonzada a la ciudadanía...
El 15-M ha mostrado sus razones con la palabra, sin violencia. Pero la respuesta sí ha sido violenta. El 15-O manifestó su desengaño e indignación en el mundo entero. La fuerza bruta también disfrutó en algunos lugares hasta llegar, incluso, a la muerte. Y solo se pedía lo justo. No se puede injuriar, despreciar, apalear a aquellos que exigen los derechos correspondientes y denuncian la corrupción, la mentira y el robo. La paciencia tiene un límite. Con las respuestas agresivas se está provocando una muy seria reacción.
Por ello, y por tantísimas cosas más, señor Pons, pida perdón por sus desafortunadas ofensas. Injuriar está contemplado en el Código Penal (art. 617 y ss). A ustedes les sale gratis todo. Y ya está bien. Recupere la dignidad, si algo de ella le queda. Deje el cinismo para otros destinatarios; eso de la humildad del PP es para...
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