LA SITUACIÓN DE ESPAÑA ES "FASCINANTE"

Mariano Rajoy vive en las nubes, no pisa la realidad. Desde que fue elegido presidente los viajes por el extranjero son para él como juguetes nuevos para un niño. A los lugareños, nosotros, ni nos conoce ni nos respeta ni se digna dirigirnos la palabra. Habla en y para el extranjero. Al Wall Sreet Journal le comenta que "la situación española es 'fascinante'". No se le ocurre otro adjetivo.
No habla de "preocupante", "difícil", ''alarmarte''... como sería de esperar en los momentos actuales, en que las imágenes que han circulado por todo el mundo han sido las semejantes a una guerra civil protagonizada por unos manifestantes hartos ya de las mentiras y constantes recortes del gobierno y una policía desmadrada que pega brutalmente, a diestro y siniestro, sin mirar, recordando aquellos tiempos tan presentes en la memoria de muchos.

Momentos en que tantas familias se ven desahuciadas de sus  hogares por no poder seguir pagando las hipotecas tan alegremente ofrecidas por las entidades bancarias en tiempos felices, los de la burbuja inmobiliaria que Aznar introdujo en España. Momentos en que los funcionarios, en sus distintas modalidades, ya no pueden seguir aguantando tantos recortes de sus salarios ni tanta infamia acerca  de ellos.  Momentos en que los pensionistas están a la espera de las migajas de una miserable e hipotética subida para seguir ayudando a los hijos que han tenido que regresar al hogar paterno por estar sin trabajo y sin dinero con que alimentar a la propia familia creada. Momentos en que los parados de larga duración están igualmente aguardando los 400 euros para echarse algo a la boca. Momentos tan trágicos en que el paro se dispara sin compasión. Momentos de indignación por el casi desmantelamiento de la Sanidad y Educación Públicas.  Momentos en que los comedores sociales no pueden dar ya abasto. Momentos en que este Gobierno ha vulnerado prácticamente todos los artículos del Capítulo Segundo de nuestra Constitución, contraviniendo los derechos y libertades que tanto nos costó conseguir. Momentos en que se ha evidenciado ante la ciudadanía las mentiras del Gobierno y del partido que lo sustenta, el PP, para obtener fraudulentamente la victoria en las elecciones del 20-N.  Momentos en que el mundo entero muestra las imágenes de una España  transportada a tiempos pasados, que los más querríamos olvidar, tiempos de represión y hambruna... Rajoy, el hombre del puro, no tiene otra ocurrencia que calificar estos momentos como "fascinantes".  
El simplismo, la cretinez, la superficialidad de este personaje al timón de esta España es como para bajarse del barco ya. Esto no aguanta y hace agua por todas partes.
Han sido presentados en sociedad los Presupuestos Generales del Estado. Austeros dicen que son. Y sí, no se equivocan, son austeros a más no poder. Pero lo son para los de siempre: el pueblo llano. Y no solo eso; con estos Presupuestos, además de hundir más al país, se consigue dividir a la ciudadanía, unos se ven más perjudicados que otros. Quizá sea ésta una de las finalidades perversas de estos del PP.
El diario.es publicó como avance a los nuevos presupuestos la transparencia que siempre se intenta ocultar a los ciudadanos acerca  de cómo se gastan los políticos los dineros públicos, los que salen de nuestro bolsillo. Es de escándalo la cantidad de millones reservados para los miembros del Gobierno y para el resto de parlamentarios. 

Para la "clase" política no hay crisis. Ésta solo existe para el pueblo, para aquellos que trabajamos y tributamos honradamente. Tampoco hay crisis para las grandes fortunas, ni para los defraudadores, que evaden el dinero a paraísos fiscales. Ahí sigue la Ley de amnistía fiscal. No podemos extrañarnos del rechazo ciudadano a la política y a los políticos. Sabemos que no todos son iguales, y que el rechazo a la política es lo más nefasto que ahora  puede sucedernos, pero es así. Magníficamente lo expone Luis García Montero en su artículo Hay que tomar el Congreso.

De momento nos queda la calle, que es nuestra, es de todos. Tiempo ha que dejó de ser de Fraga. Nos queda la calle, la palabra, nuestra libertad de expresión, para exigir nuestros derechos, por mucho que el Gobierno pretenda arrebatarnos.
Y si el indolente Rajoy no puede hacer más que lo que los mercados y Merkel le ordenan, ¿para qué hemos de pagar tal ingente cantidad de dinero a un Gobierno inútil? Que haya un gestor para ejecutar las órdenes de Europa, y el resto nos lo ahorramos.

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