LA ORDINARIEZ DE RITA BARBERÁ

En los diferentes medios de comunicación ha saltado la noticia de la rueda de prensa de la señor Barberá, destacando casi con extrañeza los insultos que la alcaldesa de Valencia ha dedicado al presidente del Gobierno Español: "incompetente", "ignorante", "inmoral político" y "miserable".

Igualmente ha lanzado una suerte de amenaza de insubordinación, al decir que el Consistorio sólo acometerá recortes y abonará sus deudas con el Estado si dimite Zapatero: "Primero que se vaya, y luego pagaremos". Otra insensatez ha consistido en la absurda crítica al Plan E  -que tanto ha beneficiado a aquellos ayuntamientos que han sabido aprovechar los millones de euros venidos del gobierno central-, al decir que fue "una aspirina para un enfermo terminal".

No satisfecha con todo lo dicho, ha tenido la insensatez de entrar en el plano personal, aludiendo a Sonsoles Espinosa cuando ha comentado "comprendo que su mujer esté harta".

El que Rita insulte al Presidente Zapatero no es algo nuevo, es una consigna del PP, y según la categoría personal de cada cual, lo hace de una manera u otra. No olvidemos el "Insultario" de Rajoy, que, impreso, ocupa cuatro folios.

Los medios de comunicación resaltaban no sólo lo dicho, sino el "cómo". Eso es porque no conocen a Rita. Es ésta un personaje vulgar, chabacano y muy alejado del saber estar. Ver las caras que pone, sus poses, oir su voz, es vomitivo. Hay que tener mucho temple para no echar a correr cuando la tienes delante.

Además su higiene mental y su ética son conocidas por todos: absuelve a Camps,  lo inviste de candidato a la Generalitat para el 2011, "se olvida" de los trajes, de Canal 9, de los bolsos Louis Vuitton, de El Bigotes y la Gürtel, de la Fórmula 1, de la American's Cup, de los coches oficiales y tarjetas Visa, que alegran la vida a costa de los constribuyentes. Y carga brutalmente contra Rodríguez Zapatero, pidiendo su dimisión.

A Rita le hace falta beber agua y sólo agua, que aclara la vista y ayuda a no perder la compostura. Pero eso es lo que haría una señora, y Rita no lo es. De todos es conocida su afición a la bebecua. Y, cuando en julio de 2006, vino Ratzinger a Valencia, era mucha la gente que vestía camisetas con la inscripción "Rita, ¿el Papa sabe lo tuyo?"


Puedo asegurar que poquísimas cosas me escandalizan, y lo de Rita me importa un comino. Y, de no haber entrado ella torpemente en alusiones personales contra el Presidente Zapatero, jamás hubiera mentado aquí "costumbres" tan peculiares.

En esta Comunidad Valenciana, sólo un personaje está a nivel de Rita, en cuanto a zafiedad se refiere, éste es Alfonso Rus, presidente del PP, presidente de la Diputación y alcalde de los sufridores setabenses. Aunque no podemos olvidar que tanta ordinariez es como el cordón umbilical de donde se nutren estos derechones del PP.

Comentarios

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