CELIA VILLALOBOS Y LOS 'TONTITOS'
a doña Celia, con cariño |
Celia Villabobos, este espécimen de mujer, está casada con un tal Pedro Arriola, el asesor de plenísima confianza de don Mariano.
Esta despreciable mujer que dirigió la máxima institución de Málaga, y pasó luego al congreso de los diputados, llegando a ser, incluso, ministra de sanidad, bajo el ordeno y mando de Aznar, en una reunión formal de la Mesa del Congreso -de la que forma parte- el pasado lunes, 21 de febrero, se permitió la ordinariez de referirse a las personas con discapacidad mental con el nombre de tontitos. No fue un despiste, que jamás podría considerarse como justificativo, sino que lo reiteró por segunda vez. Fue un desprecio.
Esta despreciable mujer que dirigió la máxima institución de Málaga, y pasó luego al congreso de los diputados, llegando a ser, incluso, ministra de sanidad, bajo el ordeno y mando de Aznar, en una reunión formal de la Mesa del Congreso -de la que forma parte- el pasado lunes, 21 de febrero, se permitió la ordinariez de referirse a las personas con discapacidad mental con el nombre de tontitos. No fue un despiste, que jamás podría considerarse como justificativo, sino que lo reiteró por segunda vez. Fue un desprecio.
Al incorporarse a la reunión el Presidente de la Cámara, José Bono, y saber lo ocurrido llamó la atención a la deslenguada parlamentaria. Ésta que se considera con elevado grado de poder -por aquello del marido y sus asesorías- tildó a Bono de fascista, pero no se lo dijo a la cara, pues eso sería propio de valientes, sino en los pasillos del Congreso, en un corrillo entre gente de 'su clase'.
Este personaje tan soez, cuyo apellido, Villalobos, quizá encierre la nula generosidad que podría encerrar su adiposo cuerpo, manifestó su indignación contra los medios de comunicación por haber recogido y publicado lo que ella consideró "una conversación privada".
Esta tan chabacana y vulgar parlamentaria, con su terminología nazi a la hora de nombrar a las personas con discapacidad mental (en este caso), ha demostrado, aunque fuera sólo por esta vez -que no lo es-, que no merece ni un céntimo del sueldazo con que llena sus bolsillos, pues parece desconocer la Ley 13/1982, de 7 de abril, de Integración Social de los Minusválidos (LISMI), que desarrolla el artículo 49 de nuestra Constitución de 1978: "Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los amparará especialmente para el disfrute de los derechos que este Título I otorga a los ciudadanos".
De lo que se estaba tratando el mencionado día era del Título VII (Integración laboral). La Ley establece que en todo tipo de oposiciones para la Administración púbica se debe reservar un 5% de las plazas para que puedan optar a ellas personas discapacitadas, con la finalidad de garantizar el derecho al trabajo de estas personas. Y de igual forma hay una compensación tributaria para las empresas que contraten a personas con alguna discapacidad.
La zafiedad de la señora (hay que llamarla de alguna forma) Villalobos queda suficientemente reflejada en el apelativo utilizado: tontitos. Lo que desconoce esta pérfida parlamentaria, tan fondona ella, es que estos tontitos son seres humanos de pies a cabeza. Y también parece desconocer esta oronda mujer que nadie debe sentirse humillado ni responsable por haberle sobrevenido cualquier tipo de enfermedad. Por padecer una enfermedad que pueda mermar alguna de las capacidades de lo que, por tradición, se denomina 'ser normal'. Pues todos somos discapacitados en algo de nuestro ser y, por supuesto, a lo largo de nuestra vida, a medida que cumplimos años. Por lo tanto, en este sentido, nadie es menos ni más que el resto de los mortales.
De lo que deberíamos avergonzarnos o enorgullecernos es de aquello de lo que somos responsables. Y si en el devenir de nuestra existencia nos dedicamos a engañar, a delinquir, a menospreciar, a injuriar, a calumniar... de eso sí que somos responsables, y por estas malas artes deberíamos considerarnos tontitos. Pero la señora Villalobos es demasiado cerril e inepta como para distinguir que la tontita es ella.
Como el suceso ocurrido ha podido quedar más o menos oculto, por la inmediatez de las fechas, al quedar en primer plano la rememoración del treinta aniversario de la intentona de golpe de estado del 23F, entiendo que es de justicia que tamaña vileza protagonizada por la parlamentaria del hueso de tocino en un buen caldo-cura-lo-todo debe tener la resonancia social y pública merecida, para la mayor deshonra posible de tan pérfido personajillo.
Y si la plana mayor del PP, con don Mariano a la cabeza, no dice nada respecto a las groserías de esta ´asesora-consorte', de lengua tan obscena y de nula sensibilidad, demostrará que son todos iguales.
Tiene usted toda la razón al criticar a la Villalobos, pero me temo que la pierde en las formas.
ResponderEliminarYo no soy puta, ni negro, ni marica, ni moro, ni sudaca ni mujer. Soy gordo. Y si practica el antirracismo y rebusca en su coherencia de persona intrínsecamente de izquierdas, tal vez descubra que en su comentario se utilizan los adjetivos adiposo, fondona u oronda con ánimo de ofender.
Por su blog, se diría que tiene usted la cabeza y el corazón mucho mejor amueblados que la ex ministra. No le conceda la ventaja de ponerse a su altura.
La felicito por su buena pluma y su buen gusto musical, y confió en que podrá perdonarme que firme con seudónimo.
Un cordial saludo
A Red Kite: Ante todo, mi agradecimiento por su crítica constructiva.
ResponderEliminarMientras estaba escribiendo sobre las desafortunadas palabras de Celia Villalobos la cabeza me decía que no debía dedicarle tantos despropósitos, pero mi carácter impulsivo y mi imperativo de defensa de los más débiles ganó la batalla.
Veo que el símbolo utilizado por usted lleva tres colores muy amados por mí. Coincidimos.
Desde que abrí este blog, por necesidad de escribir desde la libertad y por la Libertad, nunca he dejado de publicar un comentario. Y siempre que mi tiempo me lo ha permitido he respondido en función de lo que se me decía. Por lo tanto, siempre que lo considere conveniente, le invito a entrar y mostrar sus comentarios de forma abierta o con pseudónimo.
Otra cosa que me gusta de usted es que siga el blog de Rafael Fernando Navarro, un sabio maestro al que admiro profundamente.
Le reitero las gracias.
Querida María Dolores: una crisis de mi salud todavía no recuperada me ha hecho retrasarme en este comentario.
ResponderEliminarCada uno expresa sus emociones como puede, como cree, como quiere. La hondura de las razones de cada uno son muy íntimas. Yo creo que los políticos son, dben ser, el rostro de la ciudadanía. Y los ciudadanos debemos mostrar un infinito respeto por esos "tontitos" ¿Quién de nosotros no es tontito por su vanidad, por su intransigencia, por su complejo de superioridad... Animo, querida María Dolores. Te agradezco tus elogios que me resuenan en el alma. A veces uno siente la necesidad de que alguien empuje porque hay otra vida que frena. Gracias y un beso
Mi querido Rafael: tú siempre tan sumamente amable. También yo me he resentido de una especie de sobrecarga de trabajo y, aunque te he leído -es una necesidad para mí-, no he tenido tiempo material para escribir mis comentarios.
ResponderEliminarEres un genio de la palabra y haces de ella VERDAD y POESÍA. Te admiro, eres un espejo donde quisiera verme reflejada algún día. Pero, ¡es tan difícil!.
Te pido y casi exijo que te repongas lo antes posible.
Un beso, maestro.