LA CATALANOFOBIA DEL PP



Es tal la innobleza del PP, que su capacidad para introducir y alimentar odios entre hermanos supera lo impensable. En la Comunidad Valenciana, además de los destrozos urbanísticos motivados por un afán desmedido de enriquecimiento, y que han dañado de forma irrecuperable tanto las costas mediterréneas como la montaña,  son una clara expresión de cuáles son los valores de esta derecha incívica e insolidaria, que todo lo retuerce torticeramente para mantenerse en el poder. 

Todo el PP en su conjunto tienen la consigna de desprestigiar, ante la opinión pública, al Presidente del Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero. Nos recuerda  aquel "vayase, Sr, González", tan reiterado por el sin escrúpulos y antipatriota de Aznar. Eso mismo mismo hace Rajoy, incluso contradiciéndose en sus afirmaciones. Esta actitud ignominiosa de actuar tiene un nombre: la mentira. Y los engaños, más pronto, más tarde, pasan factura. La ciudadanía si algo no perdona es que la consideren imbécil y se mofen de ella.

En la Comunidad Valenciana éstos del PP, "olvidados" aparentemente del caso Gürtel  (ya queda poco para que se desvelen otros miles de folios que irán aclarando a los españoles la forma de "trabajar" de estos politicuchos), se han dedicado a difundir (desde hace años) la mentira obscena de que los catalanes nos tienen envidia, que quieren apoderarse de lo nuestro, incluso de la lengua, etc., etc.  La batalla valenciano-catalán es uno de los pozos que han abierto los del PP y del que beben bastantes votos. Y ello desde la mala intención, quizá también desde la ignorancia y dirigida a la ignorancia. La verdad es que lo que se habla en Valencia, el valenciano, es lo que en Cataluña se denomina catalán. Todo es cuestión de semántica, el darle un nombre u otro, pero la lengua es la misma, aunque diga lo contrario la autoridad politica de mayor rango. Si a alguien le duele la tripa, acude al médico para que le diagnostique la causa del mal, no va al bar de la esquina a escuchar diferentes opiniones, que no tienen ningún valor científico. Respecto al "problema" de la lengua son los lingüistas quienes saben de qué se habla; lo demás son cuentos chinos o árabes, da lo mismo.

Respecto a la cultura en general es curioso que en el caso de los artistas que se expresan en su lengua vernácula tengan tan poco reconocimiento en esta tierra, donde todavía hablar en valenciano (o catalán) parece que deba relegarse a la gente de pueblo, pues queda más "fino" hablar en castellano (otra herencia fascista y manifestación del nulo pundonor que el valenciano siente por lo suyo, al revés del pueblo catalán, cuya burguesía, en el siglo XIX, mantuvo orgullosa su lengua).
Es curioso que Raimón (nacido en Xàtiva) fue conocido por todo el mundo desde que recaló
en Cataluña. Allí lo han potenciado, lo han valorado y ha recibido el cariño de los de su alrededor. En el caso del joven Feliu Ventura, otro cantautor también setabense, ha sucedido algo parecido. Aquí no hubiera sido nada en su faceta artística. En Cataluña conoció al gran Lluis Llach, quien percibió de inmediato la calidez de su voz y la fuerza de su estilo. Juntos han cantado, juntos han grabado un disco. Y curioso, para poder actuar juntos en el Gran Teatro de Xàtiva, hubo que intervenir ante el alcalde, Alfonso Rus -que desconocía quien era Lluis Llach y más bien rehuía el acto porque se iba a cantar en catalán-,   y al final el permiso fue concedido. ¡Como en los mejores tiempos!
Y ahora, un trabajador de la brigada municipal, un hombre sencillo, del pueblo, amante de nuestra tradición, Pepe Gimeno "El Botifarra", después de habernos deleitado, desde hace años, con sus albaes, comienza a tener renombre, se le llama de todas partes para escucharlo, y es que también desde Cataluña, al conocerlo, lo han impulsado, lo han valorado, de forma tal que su segundo disco, T'en cantaré mes de mil, ha recibido el premio de Disco del año otorgado en esta tierra. Aquí, en Valencia, no apreciamos lo nuesto y envidiamos lo de otros, como El perro del hortelano.  Indudablemente la ideología de estos artistas tiene mucho que ver con su postergación por parte del pueblo que los vio nacer.
Pero, además es que Cataluña va medio siglo por delante del resto del estado español, se quiera o no.

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