COTINO, ¡QUÉ CRUZ!

Juan Cotino, hombre más que católico, supernumerario del Opus Dei, metido en política 'seria' desde 1991 y curtido bajo el brazo materno de doña Rita, en el Ayuntamiento de Valencia. Ocupó el Cargo de Director General de la Policía bajo la tutela de Mayor Oreja (el que reagrupó a los etarras con el nuevo bautismo de Movimiento Nacional de Liberación Vasco). Después fue premiado con el cargo de Delegado del Gobierno en la Comunidad valenciana y posteriormente estuvo cobrando como Conseller de Bienestar Social.
Desde este sitio pudo ayudar caritativamente a su familia y las distintas residencias para personas mayores que, a través de la empresa familiar SERESA fueron abiertas y se llenaron con clientes a los que el señor Cotino tuvo la misericordia de proteger con la concesión de la ley de dependencia con tal de ser los inquilinos de estos lares y no de otros.  Su último condumio acabó anteayer como conseller de Medio Ambiente, Agua y Urbanismo, para pasar al escalón más alto: la Presidencia de la Mesa de Les Corts. Allí arrastró el enorme crucifjo de madera -unos cuarenta centímetros de alto- que anteriormente estaba en la mesa de su despacho.

Dicen, quienes le conocen, que es un hombre muy religioso, de misa diaria, incluidos domingos y fiestas de guardar. Todo el respeto del mundo por sus creencias íntimas, aunque poco se hayan manifestado en el uso irregular de la empresa familiar, la conocida Seresa, con ayudas presuntamente ilegales que podrían haber financiado una parte de la anterior campaña electoral del PP.

De la misma forma, este hombre de Dios, al serle reprochada esta cuestión en sede parlamentaria, no dejó que la voz le temblara para, en un arranque de cobarde soberbia, llamar "hija de puta" a la valiente parlamentaria que osó mencionarle el tema, aunque lo hizo a través de un circunloquio eufemístico vulgar y ordinario.

La paz del Señor no debe de ir con él. En la apertura de la octava legislatura parlamentaria, y como Presidente de la Mesa de les Corts plantó el mencionado crucifijo, despreciando la aconfesionalidad del Estado Español, y en claras añoranzas de un pasado de negra memoria, quiso olvidar la libertad de cada uno de los parlamentarios que ayer juraban o prometían su cargo, imponiendo el símbolo católico.

La ley deja bien claro que en ningún lugar público debe exhibirse ningún símbolo religioso por respeto a las demás creencias o a la nula creencia que los ciudadanos puedan tener. Cotino obvió la ley porque solo respeta lo que le interesa.

Lo contradictorio es que Les Corts estén presididas por un gran crucifijo cuando entre el seno de los partidarios del mismo hay once imputados (PP) por presuntos delitos de amar lo ajeno. Han recibido muy onerosos regalos a cambio de favores en que nuestros bolsillos se ven afectados. Paula Sánchez de León bien puede decir que son una costumbre social de este país. Pero de cajas de bombones o de botellas de colonia lavanda no se trata. Más bien son "minis", trajes, apartamentos, relojes de más de 20.000 euros, bolsos de marca carísima y un largo etcétera.

El crucifijo de Cotino no puede bendecir estas obscenidades.  Y no puede hacerlo por muchos motivos: por respeto a todos, por cumplimiento de la Constitución  -estado aconfesional- y por la  incompatibilidad entre lo que el Crucifijo representa y los que determinados personajes del PP practican. Hay que quitarlo. No se puede ni debe mezclar la vida privada con la cosa pública. Si Cotino no lo hace de motu propio, lo tendrá que quitar a la fuerza. Hiere la sensibilidad de los no creyentes. Y no deseamos retomar el pasado de la imposición de la iglesia. Eso nunca. Bastante daño hizo ya. Ratzinger en sus discursos (Ratisbona) insta a que la religión católica se vaya imponiendo a fuerza de cuña en la política, y así desmantelar el laicismo creciente.

Han ocurrido demasiadas cosas, demasiados bajopalios bendiciendo muertes inocentes, como para que los españoles retrocedamos un paso en nuestros derechos más basicos y elementales. Ahora ya no. Déjenos vivir en paz  y ustedes a su reino, que no es de este mundo.

Comentarios

  1. Me parecio una provocacion, y un aquí estoy yo y mis ideas religiosas catolicas, y ponerse unas medallas ante la curia eclesiastica, VIVEN POR Y PARA LA FOTOGRAFIA Y LA NOTICIA, y ellos solos se califican.VERGONZOSO,VERGONZOSA Y PROVOCADOR.

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