¿QUÉ TEME COSPEDAL?

También estaba desaparecida Cospedal, al igual que su jefe de filas. Pero de repente ha aparecido, sin avisar, ante los medios de comunicación, como si fuera un ministro más del Gobierno de Rajoy. La verdad es que no ha dicho nada nuevo. Ha avisado que este miércoles, día 11, habrá una reunión con los Consejeros de Hacienda de las autonomías comandadas por el PP -casi todas- para llegar a una posición común de cara a la celebración del Consejo de Política Fiscal y Financiera.
Esto mismo ya lo había dicho antes Montoro, el cual ha añadido, además, que hablará bilateralmente con los representantes económicos de Cataluña, del Principado de Asturias, de la Junta de Andalucía y de Canarias, autonomías todavía no en manos del PP.

Para repetir parte de lo anunciado Montoro no entendemos los deseos cospedalianos de plantarse ante un micro en la sede de Génova, 13.

La Secretaria del PP ha vuelto a justificar la ausencia de Rajoy -ya lo había 'explicado' Soraya, -por 'economía procesal', precisó- y asegurar que los españoles tendremos la dicha de poder adorar nuevamente el Jefe del Ejecutivo cuando este regrese de la Cumbre Europea del día 30 (donde pretende 'colocarse' a la derecha de la 'reina' Merkel -esto no lo ha dicho Cospedal).
¿Qué necesidad había de esta presencia de Cospedal ante los micros y convocando a la prensa para no decir nada de nada que no se nos hubiera dicho ya antes?
Los Calvitos 

Quizá sea una especie de síndrome de abstinencia y popularidad lo que ha impulsado a la Presidenta de C-LM a dejar sus múltiples quehaceres  en su región y asaltar la séptima planta de la sede del PP, donde el poder se concentra. O bien quiere que su persona sea recordada como la voz lenguaraz y atrevida y temida que siempre ha salido a la vanguardia de los dictámenes del gran jefe. Su 'olvido' podría conllevar su cese en la Secretaría general del PP, y es este un bocado demasiado apetecido. De hecho, en algunos medios de comunicación ha circulado la  nueva de que un valenciano, extremadamente desagradable en sus voceríos, anda  
detrás del puesto que Cospedal todavía ocupa.

Debe de ser este último motivo el que ha impulsado a Dolores Cospedal, incluso, a representar un papel que en esta tragicomedia no le está encomendado, la de ministro. 

Sea como fuere, está claro que en estos navajazos de la política hay que marcar terreno y llevar  la automática en la liga; en la feria de Albacete las había de bonitas.

Si el desempeño de lo que debiera ser el noble quehacer de la política fuera una vocación de servicio a los demás, y, por ende, al país, en lugar de ser para demasiados un 'modus vivendi'  con buen sueldo, poco trabajo y de por vida,  no habría tanta traición, ni la corrupción estaría campando a sus anchas obscenamente. 

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