EL REYEZUELO AZNAR Y LA MEDALLA DE ORO

                                    "Una imagen vale más que mil palabras"
El narcisismo de Aznar es amplísimamente conocido; al respecto hay demasiadas anécdotas, pero sus ansias por poseer la Medalla de Oro de Estados Unidos supera todos los delirios de grandeza, sólo parangoneados con la boda en El Escorial,  con la escolta de los mas altos cargos de la trama Gürtel.

El Tribunal de Cuentas ya inició procesos Contencioso-Administrativos y después Penales desde febrero de 2005, y tras años de investigación minuciosa, dicho Tribunal, a través del consejero Felipe García Ortiz, instruye un auto en el que se precisa que, de la documentación conocida, "podría deducirse, de forma indiciaria, unas supuestas irregularidades en el procedimiento de contratación, aceptadas tanto por el Ministerio Fiscal como por el Abogado del Estado en sus escritos respectivos de 9 y 16 de febrero de 2010, y una deficiente justificación del contrato"(sic).

El contrato más arriba mencionado hace referencia a un Consejo de Ministros, celebrado el 26 de diciembre de 2003, donde se aprueba un gasto de 2'3 millones de euros para los ejercicios 2004 y 2005. El objeto del gasto era suscribir un contrato con "Piper Rudnick" para "Asistir al Gobiero de España en la promoción de relaciones más próximas con los Estados Unidos"(sic). La contratación del servicio se procede por imperiosa urgencia y se omite, claro, el trámite de recabar las distintas ofertas correspondientes.

Por fin es suscrito dicho contrato el 30 de diciembre de 2004 por importe de 2 millones de dólares, mediante pagos mensuales de cien mil dólares durante 20 meses. Se efectuó una primera entrega de 700.000 dólores y posteriores facturaciones mensuales.

Entre los servicios efectuados por esta sociedad figuran las actividades dedicadas a la consecución de una Medalla de Oro por parte de Estados Unidos para el Presidente Aznar. Pero este servicio estaba fuera de las actividades del contrato sunscrito.

Y aquí aparece una de las grandes irregularidades, la cual, quizá, por ser lo habitual en el caso Gürtel, acaba por resultarnos familiar: existen DOS facturas originales de estos servicios, (algo así como factura A y factura B) y sólo en una de ellas hay constancia de las actuaciones para conseguir la dichosa Medalla de Oro de los EE.UU. En la otra factura, también original, este aspecto se omite, y en su lugar figura "varios asuntos del Congreso"(sic). Y es que Aznar el Grande necesitaba sentirse reconocido por sus muchos servicios al  instinto asesino de Bush y verse condecorado, al igual que Blair, con la Medalla del Congreso estadounidense.

Lo que hay que clarificar y demostrar sin resquicio jurídico alguno  es que se gastó dinero público en un megalómano capricho personal de Aznar, tal y como parece deducirse de la doble factura, así como de las  irregulares premuras  en la contratación  de "Piper Rudnick". Y, como dice el documento del Tribunal de Cuentas,  tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado han admitido ya a trámite el auto de dicho Tribunal.

Si la cruel matanza de Atocha no se hubiera producido aquel trágico 11-M y el Gobierno en funciones de Aznar no hubiera mentido reiteradamente a los españoles sobre la autoría de la masacre, y si Zapatero nu hubiera ganado las Elecciones Generales, quizá nunca se hubiera sabido el asuntillo de la dichosa medalla. Medalla, por cierto, que nunca consiguió Aznar. Una más de sus frustraciones que le hacen vomitar bilis contra el gobierno socialista allá por donde va.

El argumentario del Tribunal de Cuentas, tras un amplísimo razonamiento, finaliza con las siguientes palabras: "En su caso solicitamos el reintegro, por quienes corresponda, de los daños y abono de los perjuicios originados a los caudales y fondos públicos así como los intereses legales correspondientes"(sic).

La lideresa y otros personajillos del PP, acostumbrados a gastar en pólvora de rey los dineros de todos los contribuyentes en lo primero que se les pasa por su ¿mente? han respondido escandalizados ante la investigación del Tribunal de Cuentas. Al fin y al cabo tampoco es tanto dinero 2'3 millones de euros, ¿no?.

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