EL PP: CLARIFICANDO ALGO DE SUS MENSAJES

El PP es tan manipulador que ni la diferencia a su favor que le da el CIS les resulta suficiente,y amparándose, como siempre, en sus propios criterios, vienen a doblar la cantidad de puntos que los distacia del PSOE. La merma de medios de comunicación proclives a la izquierda, cuya culminación es la desaparición (el próximo 31 de diciembre)  de Canal+, cadena televisiva de rigor informático y seriedad profresional, es un punterazo más contra Zapatero y el Gobierno Socialista. La crisis ha sido perfectamente aprovechada por este PP torticero y propagador de embustes, ayudado incesantemente por la enorme cantidad de medios al servicio de esta derecha extrema. Proliferan como hongos por todas partes, tergiversándolo todo, y con la finalidad última de hacer reponsable a Zapatero de todos los males. Lo mismito que hace Rajoy y la panda de impresentables que lo rodean.
Dice Enric Sopena, y dice bien, que incluso entre los medios digitales, al margen de este periódico, El Plural, apenas hay nada  de carácter progresista.
Y es que el PP y sus poderes mediáticos derechones y falsarios tienen como gran alianza la todavía excesiva ignorancia de demasiada gente, para la que pensar es un gigantesco problema: es más cómodo sentarse frente a "la caja tonta" y tragar lo que te echen. Y con esa basura se desayunan con los amigos al día siguiente: lo mismo da que el tema sea Belén Esteban o  "el ladrón" de Zapatero, "que nos está metiendo en la ruina", depende del canal sintonizado. Lo de leer o contrastar información es muy pesado, y además ¿para qué? Si todo está claro, que lo dice hasta el cura durante la homilía...
Es triste lo que, cada día, se ve más cercano. Y no sólo porque nuestra forma de pensar sea diametralmente opuesta al latrocinio, especulación, evasión del dinero de todos y el ahondamiento cada día más profundo entre los muy, muy ricos, pero pocos, y los demasiados pobres, cada vez más numerosos.
Empalmando con lo dicho más arriba acerca de la ignorancia (muchas veces buscada) es que lo que Rajoy va a hacer, si coge las riendas del poder,  anunciándolo ya descaradamente. Un ejemplo palmario es lo ocurrido es Irlanda, el modelo a seguir por estos desvergonzados neoliberales; pero lo deprimente es que el lince de Rajoy, entre siesta y siesta, va soltando abiertamente que con el PP habrá  que  "apretarse más el cinturón" (sic), y con ello la necesidad de controlar  el  gasto público en España. A cualquiera que quiera entender, estas palabras le son más que suficientes: la reducción de gasto público se implementará en Sanidad y Educación. De hecho, en las Comunidades donde el PP manda se priman los hospitales privados y se reduce personal y servicios de los públicos; en Educación se ceden espacios municipales para la construcción de centros privados, mientras se quitan las ayudas de absoluta necesidad para el funcionamiento de los centros públicos. Las Comunidades de Madrid y la Valenciana son un primor en exhibición de lo afirmado.
¿Cómo es posible que gran parte de la población no se dé cuenta de esto?

Y, a modo de anécdota, el alcalde mi población y presidente provincial de Diputación y del PP, el archiconocido, Alfonso Rus, insta, desde Diputación, a que los alcaldes ofrezcan 180 euros para trabajar en los distintos consistorios: "Las colas serán tremendas. Yo se lo estoy diciendo a los alcaldes, que refuercen las partidas de auxilio social"(sic, Levante-EMV).
Freud le ha gastado una broma a Rus: a éste se le ha escapado inconscientemente aquello de  auxilio social, lo propio del franquismo, a modo de "limosna caritativa".
Estos del PP tienen excesivamente presente la herencia franquista del Auxilio Social: unas migajas para que callen y nosotros, los ricachones, a vivir obscenamente de lo de los demás.
No. No han muerto tantos y tantos seres humanos por conseguir la igualdad de derechos y de obligaciones. Ha costado demasiados sacrificios el logro social que ahora tenemos, como para que una panda de repulsivos y desvergonzados, con los bolsillos destripados indecentemente de billetes ajenos, pretendar subvertir el bienestar social que tantos esfuerzos costó de lograr.
No queremos que vuelva "la limosna",  sino que prevalezca la justicia social.

Por ello, y ante el serio problema de la disminución de los medios de comunicación rigurosos y progresistas, ahora menos que nunca hemos de rendirnos. Como podamos, sacando el tiempo de debajo de las piedras, retando la salud propia, todos los convencidos de la necesidad de una sociedad progresista y de izquierdas hemos de poner nuestro grano de arena, multiplicar los esfuerzos denunciando las iniquidades manifiestas, y procurar llegar al mayor número posible de gente. Es necesario desasnar a muchos. Y en ello estaremos hasta el final. Rendirse es lo último. 

De todas formas, "de perdidos al río" . Tampoco estaría de más que, mientras los hechos van acaeciendo y el Gobierno es injuriado y calumniado impune y gratuitamente, se forjara una Ley que regulara los medios de comunicación, de manera que el Gobierno y sólo él tenga la potestad de dar el visto bueno a las diferentes cadenas. Así, de un solo golpe, se podría enviar al carajo a todas estas cadenas privadas cuya única misión es intoxicar a la población, mintiendo y retorciendo las informaciones. Cuando contra alguien se miente  sin veracidad alguna, hay que procurar que el mentiroso, aunque sea sólo por una vez, diga verdad. Le procuramos un bien: deja de mentir.




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