JORGE ALARTE SIGUE EN SU PERSONAL DEPREDACIÓN

La última "faena" de Jorge Alarte era esperada. Peralta se le había atragantado porque durante mucho tiempo ha realizado el trabajo que Alarte no ha sabido hacer: defender al Gobierno de España frente a los miserables ataques de un PP desvergonzado e imputado judicialmente.
Y no sólo ha defendido, y bien, al Gobierno, sino que ha sabido "vender" en la Comunidad valenciana lo realizado por el Ejecutivo, así como clarificar todos las partidas económicas que constantemente se recibían en el Consell desde el Estado así como las diferentes obras proyectadas y realizadas desde el Gobierno central. Elementos siempre negados por los miembros del Consell, por Rita Barberá y por cualquier tipejo del PP que se viera frente a un micrófono.

Si el Gobierno de la nación ha tenido un fiel portavoz en la Comunidad valenciana, ese ha sido Ricardo Peralta.

El problema de Peralta es que supera con mucho la capacidad mediocre de Alarte, y éste no lo soporta. Nadie puede hacer sombra a Alarte, se los quita de encima en seguida. Ha constatado demasiadas veces que él está a la derecha de Dios Padre en lo que a política se refiere. No tiene escrúpulos ni corazón. Como él hay muchos en política (Quizá Zapatero sea semejante en esto), pero, al menos, tienen valía personal y política.

Jorge Alarte ha vuelto a convencer en Ferraz para que se destituya a Enrique Peralta de Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, y la misión ya está cumplida.
La labor perfectamente desarrollada por Peralta va a ser ahora sustituida por la concejal Ana Botella. A ella, desde aquí, le deseo suerte en su nueva tarea, pero debe saber que, para permanecer en ella, tendrá que ser sumisa a su protector, el flamante Secretario General.

Ricardo Peralta siempre podrá volver a su bufete de abogado laboralista. Trabajo y capacidad no le faltarán. Tampoco su profunda convicción en sus ideas de izquierda. Además, Ricardo Peralta es un caballero, todo un señor, modélico en su educación; así lo han demostrado sus palabras de agradecimiento por el tiempo en que en él se ha confiado la misión de representar al Gobierno en la Comunidad Valenciana. Ni una sola palabra agria por la ordinariez con que ha sido defenestrado. Su elegacia es parte de su buen hacer.

Alarte no cuida si sus caprichos y el momento en que los plantea son los más adecuados para el bien del PSOE; eso no le importa. Lo único que para él vale es seguir engrosando su ego personal. Sus formas son previsibles por la vulgaridad con que están revestidas. Jamás será un señor ni un buen servidor político. Al contrario: ¿en qué más me puede servir el Partido y "mis" súbditos?. 

Jorge Alarte está consiguiendo su pretensión: amarrar orgánicamente el Partido. Otra cosa son las elecciones. Después del 22 de mayo y según los resultados, Ferraz resolverá...y la militancia también.

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